Un gran número de investigaciones científicas señalan que las enfermedades neurodegenerativas pueden dañar algunas partes del sistema nervioso, especialmente el cerebro. Ahora, investigadores de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés) plantearon que hay un riesgo “significativamente elevado de trastornos neurodegenerativos años después de una exposición viral”. Y, aunque las causas de estos cuadros son variadas, este estudio alertó que los virus desempeñan un papel preponderante.
En el trabajo, que fue publicado en la revista Cell, los expertos sostuvieron que “con las crecientes preocupaciones sobre el impacto neurológico de la pandemia del COVID-19, examinamos los posibles vínculos entre las exposiciones virales y el riesgo de enfermedades neurodegenerativas”. Es por eso que, tras analizar el rol del SARS-CoV-2 identificaron que tras una exposición viral existe un riesgo “significativamente elevado de trastornos neurodegenerativos” años más tarde.
“Los resultados de este estudio brindan a los investigadores varias piezas críticas nuevas del rompecabezas de los trastornos neurodegenerativos”, afirmó el doctor Mike Nalls, uno de los autores del trabajo. Al tiempo que adelantó que “en el futuro, planeamos usar las últimas herramientas de ciencia de datos para no solo encontrar más piezas, sino también ayudar a los investigadores a comprender cómo encajan esas piezas, incluidos los genes y otros factores de riesgo”.
Para llegar a estos planteos, el equipo de investigación -que integra el Centro para el Alzheimer y las Demencias Relacionadas de los NIH- examinó la información de un proyecto realizado en Finlandia con más de 300.000 personas.
En esa base de datos, los expertos buscaron a aquellos individuos que habían sido diagnosticados con trastornos neurodegenerativos como esclerosis lateral amiotrófica (ELA), demencia generalizada, demencia vascular, Alzheimer, Parkinson y esclerosis múltiple (EM). Posteriormente, verificaron cuántos de estos pacientes habían sido hospitalizados por una enfermedad viral. Para confirmar sus hipótesis, los autores buscaron estas mismas asociaciones en un banco de datos de 50.000 personas en el Reino Unido.
“Hay hallazgos recientes que conectan el virus de Epstein-Barr (un virus herpes presente en la saliva) con un mayor riesgo de esclerosis múltiple”, ejemplificaron en el estudio. Y sumaron: “Identificamos 45 exposiciones virales significativamente asociadas con un mayor riesgo de enfermedad neurodegenerativas. La mayor asociación de efectos fue entre la exposición a la encefalitis viral y la enfermedad de Alzheimer”.
Por otro lado, según describieron, “la influenza con neumonía se asoció significativamente con cinco de las seis enfermedades neurodegenerativas estudiadas: Alzheimer, ELA, demencia, Parkinson y demencia vascular”. Asimismo, observaron “un mayor riesgo de neurodegeneración hasta 15 años después de la infección con un virus”.
Bajo estos preceptos, los expertos sugirieron: “Dado que actualmente hay vacunas disponibles para algunos de los virus asociados, la vacunación puede ser una forma de reducir el riesgo de enfermedades neurodegenerativas. Se necesita más investigación sobre el papel que podrían desempeñar las vacunas. Algunas podrían limitar la propagación del virus, reducirían la carga viral al inicio de la infección y evitarían la reactividad inmunitaria. Esto, a su vez, puede aportar en la parte neurológica, ya que la creciente y sólida evidencia relaciona a la respuesta del sistema inmunitario y a la inflamación cerebral como los principales disparadores de un trastorno neurodegenerativo”.
En el mismo sentido, el estudio reveló que la encefalitis viral y las infecciones intestinales virales “fueron significativas y se replicaron tanto para Alzheimer como para la demencia; mientras que el virus varicela-zoster fue significativo y se replicó tanto para esclerosis múltiple como para demencia vascular”.
Para cerrar, los autores postularon: “Nuestros resultados ilustran la necesidad de tomar en serio los informes de síntomas neurológicos concomitantes que acompañan a las exposiciones virales y monitorear a los pacientes en riesgo para descubrir si tendrán un mayor riesgo de enfermedades neurodegenerativas en el futuro”.
COVID y neurociencia
En 2022, un estudio científico también había alertado sobre el vínculo entre los virus y las enfermedades neurodegenerativas. El trabajo fue realizado en Dinamarca y presentado en el 8º Congreso de la Academia Europea de Neurología (EAN). Se trató de una investigación que analizó los registros sanitarios de más de la mitad de la población de Dinamarca, y determinó que aquellas personas que habían sido diagnosticadas con COVID-19 tenían un riesgo mucho mayor de padecer la enfermedad de Alzheimer, la enfermedad de Parkinson y el ataque cerebrovascular (ACV) isquémico.
De los 919.731 individuos que se sometieron a la prueba de COVID-19 dentro del estudio, los investigadores descubrieron que las 43.375 personas que dieron positivo tenían un riesgo 3,5 veces mayor de que se les diagnosticara la enfermedad de Alzheimer, 2,6 veces la enfermedad de Parkinson, 2,7 veces el ACV isquémico y 4,8 veces una hemorragia intracerebral.
La doctora Pardis Zarifkar, autora principal del estudio, explicó: “Más de dos años después del inicio de la pandemia de COVID-19, los detalles precisos y la evolución de los efectos de COVID-19 en los trastornos neurológicos seguían sin caracterizarse. Estudios anteriores han establecido una asociación con síndromes neurológicos, pero hasta ahora se desconocía si el COVID-19 también influye en la incidencia de enfermedades neurológicas específicas y si difiere de otras infecciones respiratorias”.
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